Kido

¡Agararrate nena, vamos a cabalgar!, gritó Anibal, apenas un segundo antes de comenzar una loca carrera montados en Kido, un hermoso alazánn de enorme alzada codiciado por varios estancieros de la zona por su asombrosa capacidad reproductiva.
Bea no dudó y se abrazó fuerte, alguna vez había cabalgado en su niñez en la estancia de un pariente lejano, pero era un recuerdo apenas. Anibal le había ofrecido ir en dos caballos pero Bea, no solo no creía estar capacitada para montar sola, sino que además era una buena oportunidad para abrazar, aunque sea solo eso, al hombre con el que soñaba desde hacia mucho tiempo. La entusiasmaba la idea de la salida y cuando él la invito ella presumió algo que le convenía tras la mirada de su hombre.

La inseminación artificial era el fuerte de la cabaña pero cada tanto Anibal prefería que su semental tuviera contacto con alguna yegua real y no con esa máquina que masturbaba a Kido hasta dejaralo exhausto y vacío de semén. Precisamente hacia allá iban, en un campo vecino había un par de yeguas en celo para servir y Damian se las había ofrecido a Anibal para que Kido vaciara sus instintos.

Bea alguna vez habíaa llegado al orgasmo, con sus deliciosas y dulces manos, pensando en Anibal como un caballo que la cogía burdamente y durante horas sin parar, ahora iba a ver con su propios ojos al caballo más amado de su amor sirviendo inescrupulosamente a una yegua. Sí, tal como se imaginaba ella entregada a su hombre.

La sola idea le había logrado acelar sus latidos y su bombacha estaba ya algo mojada, cuando Anibal ordenó a Kido iniciar su cabalgata frenética, ella se abrazó fuerte a é, sintió aún más la humedad entre sus piernas y sin quererlo, mientras olia la mezcla de sudor de hombre y animal, le rozó el miembro. Se sonrojó para sí, pero después ya no pudo evitar volver a rozarlo un par de veces más. En la última notó que Anibal a pesar de su concentración en la cabalgata, se había dado cuenta y el tamaño ya no era el mismo. Sin embargo el prefería ignorarla y castigó con la fusta a Kido para que aumentara la velocidad.

Apenas 10 minutos tardaron en llegar al establo indicado, suficiente para que la excitación de Bea fuera tal que su bombacha estaba como si se hubiera meado encima de la humedad que contenía. Cuando desensillaron y entraron al establo encontraron una afectuosa nota de Damian disculpándose por no estar y les rogaba lo visitaran por la noche para transmitirle la información de la copula de Kido con las yeguas y cenar juntos.

Allí estaban las yeguas pialadas listas. Cuando olieron la presencia de su caballo se mearon largamente como lo hacen cuando están excitadas y listas a recibir la visita en su interior. Bea imaginaba que mientas Kido cumpliera su tarea quizas Anibal ante la ausencia de Damian se encargara de ella y se exitaba aún más, mientras tanto Kido relinchaba y era dificil contenerlo, las yeguas lo hacían aúnn más fuerte, como si adivinaran el tamaño que segundo a segundo tomaba el glande de Kido que parecía no dejar de crecer.

Bea lo miraba e imaginaba que a Anibal le pasaba lo mismo que a Kido y debió hacer un esfuerzo supremo para no comenzar a masturbarse allí mismo. Su clitoris chorreaba como una canilla y no podía dejar de pensar en el pene duro y tieso de su estanciero. Pero algo le llamó la atención y la desconcentró, Anibal en vez de llevar a su caballo hacia las yeguas lo pialó de adelante y atrás y lo ató a un palenque cerca de ellos. Luego se acercó a Bea la agarró y la beso con pasión inusitada. «Perdí el espectáculo de los caballos pero gané uno mejor» se dijo y sin pensar manoteó el bulto de Anibal, de proporciones inusitadas.

Sintió cómo él arrancaba la camisa y le sacaba los pantalones, para depués arrancarle la bombacha. A Bea no le molestaba que no hubiera preambulos, ni juegos, estaba tan excitada que le hubieran entrado dos penes del tamaño del de Anibal.

El la tiró al piso y allí cambió la historia, depositó su bota derecha de estanciero rico y poderoso sobre el cuello de Bea, descubrió su pene, la meo prolijamente en toda la espalda y con la fusta comenzó a castigar las nalgas de la rubia mujer. Su culo era perfecto y por lo tanto recibía con exactitud los mandobles de Anibal. Los primeros dos los recibió de buen grado como parte del juego, y le pidió que parara y por favor la penetrara por que no daba más. Sin embargo Anibal con la misma voz que mandaba a sus peones le ordenó pararse mientras le tironeaba la cabellera.

Cuando la tuvo de frente la ató sin más a una de las columnas del establo y con su fusta azotó los promientes senos. Bea no sabía si llorar o gritar, el relincho de los caballos tapaba toda posibilidad de pedir auxilio. Sin embargo cuando vio que Anibal le mostraba su pene y comenzaba a tocarse, descubrió que aún había crecido más y se entusiasmo con la posibilidad de que eso siguiera ocurriendo para después, cuando la penetrara, tuviera dimensiones descomunales.

Prefirió los golpes, eran duros pero soportables, y el tamaño del pene de Anibal la calentaba aún más. Cuando la soltó ya estaba para recibir lo que sea, su desesperación era tal que rapidamente sus uñas rojas y cuidadas comenzaron a frotar su clitoris, el inmediatamente le sacó las manos de allí y con voz de mando le ordenó «masturbate con eso» y señaló los 80centímetros de pene de Kido. Bea intentó negarse pero Anibal comenzó a castigarla nuevamente y esta vez dolía en serio. A la rastra la llevó hasta Kido y la obligó a comenzar la función.

De repente se había transformado en la yegua que ella misma habia soñado, comenzó a acariciar el grueso instrumento de sometimiento y vio que Anibal comenzaba a masturbarse, eso la entusiasmo y un poco por placer, y otro por miedo al castigo, comenzó a masturbarse y masturbar a Kido. Ponía el trozo entre sus piernas y lo agarraba con ambas manos, lo subia, lo bajaba, todo debajo del caballo, trataba de pasar su lengua en algunos lugares pero resultaban minuscolos, ante tamaño pedazo de sexo. Así estuvo más de 15 minutos mientras Anibal seguía masturbándose.

Kido comenzó a temblar y de repente como si fuera una manguera a presión largo su semen con una fuerza que lastimaba la delicada piel de Bea, Anibal también derrochaba leche por su pene y Bea gritaba desesperada por que no lo podía alcanzar, algo más fuerte la impulsaba a quedarse con el sexo y el semen del caballo de su hombre mientras tenia su orgasmo multiplicado por cientos.

Cayó exahusta, sin poder comprenderlo, pegoteada entre litros de semen, quizo limpiar, aunque sea, con su lengua el pene de Anibal pero este con un golpe fuerte se lo impidió, le ordenó vestirse y prometió algo muy especial para la noche.

Ya en el casco de la estancia mientras Bea se bañaba y con crema intentaba curar las marcas de la fusta y la leche de Kido, no pudo evitar masturbarse nuevamente pensando lo que le esperaba por al noche. Sin embargo una vez más se iba a equivocar. Pero esa es otra historia.

May 15, 2007. Caballo - Mujer, Relato. Deja un comentario.

Comunicación

La idea se le había metido en la cabeza desde hacia bastante tiempo, podría decirse que años.

Al comienzo fue únicamente algo menos que un impulso,casi mas cerca de un deseo difuso, profundo. Era como esos malestares viscerales que uno no puede atribuir a un órgano determinado y parecen invadir el cuerpo entero.

No era tan fácil admitir que esa idea volvía a la mente de tiempo en tiempo. Al comienzo, cuando detectó esta forma recurrente de pensar en ello se sentía muy incómoda, pero terminó por acostumbrarse y la guardaba junto a todos esos otros deseos insatisfechos que no logran perturbar la vida diaria, sino que mas bien son como esos fantasmas conocidos que nos acompañan durante el sueño.

Los últimos días sin embargo la idea comenzó a dar paso a una pequeña inquietud que si bien no lograba perturbarla completamente a veces le resultaba algo molesta.

Ahora sabia perfectamente cuando esta inquietud había comenzado. Fue el sábado pasado a las 17.30 de la tarde.

Los vio desde su ventana, era una situación conocida repetida y placentera. Siempre le gustó verlos aparearse y debía reconocer que la visión de los animales la excitaba poderosamente. Muchas veces después de contemplarlos la inquietud se mantenía durante horas hasta que por fin lograba liberar la tensión haciendo el amor con la visión fija en la mente y casi sin reparar en su amante ocasional.

Ese sábado, sin embargo algo fue distinto. Los aullidos de los perros la habían molestado durante toda la noche sin poder mantener el sueño, desvelada escuchaba sus carreras y luego sus silencios, los imaginaba montándose a la hembra y no podía dejar de experimentar la excitación húmeda y placentera con que había respondida a esa imagen desde su juventud.

En la mañana al salir de su casa, el macho estaba en la puerta estirado durmiendo, seguramente agotado de su aventuras nocturnas. Debió cuidarse de no molestarlo porque temió que la atacara, era un hermoso ejemplar, de manera que lo eludió ágilmente y subió al automóvil ya preocupada de otros asuntos.

Como todos los sábados volvió agotada y luego de almorzar entregarse a una siesta reparadora, de la cual venía saliendo cuando los contemplo por la ventana del segundo piso. Estaban solos en medio de la calle abandonada de publico. El macho ya la tenia montada y penetrada, de manera que ella solo podía observar el ritmo enloquecedor con que apoyado sobre sus patas traseras prácticamente proyectaba a la hembra hacia adelante en cada embestida, – Rítmicos quejidos acompañaban a cada movimiento seguramente ocasionados por la dolorosa introducción ya que el macho era de prodigiosa contextura.-

Se quedó contemplando, hasta que los animales llegaron al final y luego entraron en esa fase de indiferencia que sigue el apareo y al momento desaparecieron de su vista. Durante la contemplación ella había introducido su mano derecha bajo la falda y se había acariciado con ternura la vulva sin llegar francamente a masturbarse. Siempre le había subyugado esa brutal sexualidad directa, en la que era imposible reconocer algún signo de ternura, o tan siquiera de placer. ¿ Lo sentirían?. Ella lo sentía y lo sentía referido a ellos sin ningún referente humano. ¿ Sería posible establecer algún tipo de puente, algún tipo de lenguaje o de comunicación primaria ?

Momentos después, el animal estaba tendido delante de la puerta de la casa. Lo contempló ahora con detención. Lo reconoció de inmediato, era el mismo que había observado hacía unos momentos antes.. Estaba con las patas estiradas lo que le permitió ver su pecho poderoso, su cabeza firme sus piernas robustas, era un animal de una juventud madura, Instintivamente le miro su entrepierna, solamente la rosada cabeza de su miembro parecía expuesta, al parecer, ya próxima a ser guardada en su cubierta.

Le llamó la atención el intenso color rosado, sin venas sin surcos. lisa y fresca, era la primera vez que conscientemente hacía esta observación, las dimensiones le sorprendieron, como siempre había observado a los animales desde la distancia. el tamaño le sorprendió, pensó que quizás se debía a que el animal aun estaba excitado y era muy desarrollado.

Cuando intentó cerrar la puerta, el, se incorporó, e introdujo la cabeza hacia el antejardin. Ella no se lo impidió y el animal entró en el recinto y se tendió bajo la sombra de un limonero. En esa posición al parecer se dispuso a dormir.

Con una tasa de café en la mano. se encaminó hasta la cocina y sacó desde el refrigerador un trozo de carne fresca. Abrió la pequeña reja del patio y se la dio

Engulló la carne con rapidez y en seguida giro sobre si mismo, se encaminó hacia la puerta cerrada y volvió hacia el centro de la terraza, luego se acercó a la pared junto a la silla en que ella estaba sentada y levantando la pata derecha lanzo tres poderosos chorros de liquido amarillo oscuro que chocaron violentamente contra la pared en la que dibujaron una figura extraña de la que manaba un vapor de fuerte y penetrante olor que saturó el olfato de la mujer que debió reconocer que la situación la inquietó. El animal pareció mirarla y en seguida se hecho mansamente a sus pies. Ella entonces sin hacer ningún movimiento brusco le acaricio la cabeza. Tenía el pelo muy suave.

El tórax, particularmente poderoso, le permitía reconocer el rítmico latir de su corazón agitado, a pesar del reposo.

Lentamente y como con temor llevó su mano a la entrepiernas trasera y la colocó sobre el miembro quedando un momento quieta por que el animal dio una pequeña sacudida como si quisiera despertar – Retiró ella la mano pero luego volvió a posarla sobre el oculto miembro y fue lentamente recorriéndolo por sobre su envoltura hasta poder establecer, con inquietud, que la longitud del órgano le resultaba inquietante sin poder establecer su grosor.

El miembro estaba duro y la punta rosada se insinuaba levemente hacia el exterior y luego volvía a ocultarse en una especie de juego que a la mujer la excitó francamente.

Este juego no mostraba alteración alguna, pero de pronto, el animal que parecía dormir, si incorporó en sus patas delanteras y apoyó la cabeza sobre el flanco derecho del muslo de la mujer. Ella de inmediato reconoció el gesto del animal que desea ser acariciado de manera que le pasó repetidas veces la mano por la cabeza haciendo una ligera presión para acercarlo mas a su pierna, siempre atenta a sus movimientos. Para ese entonces la idea ya se había perfilado claramente.

Con mucho cuidado se movió en la silla de manera se separar las piernas dejando la cabeza del animal entre sus muslos cubiertos por su amplia falda.

Inclinando levemente hacia un costado,la mujer podía ver el miembro de su acompañante que persistía en el rítmico aparecer y desaparecer de la punta rosada y reluciente.. Entonces ella fue lentamente subiendo su falda sin dejar de acariciarle la cabeza, hasta hacerla descansar sobre sus muslos desnudos..

Fue separando las piernas e impulsándole con suavidad la cabeza hacia su vulva. El animal fue orientándose, seguramente por las fuerte emanación femenina directamente hacia el centro mismo de la mujer diáfanamente cubierto por su prenda más intima ya demasiado húmeda.

De pronto el animal se quedó muy quieto con la nariz tocando con fuerza la húmeda prenda y ella pudo observar en ese momento como el miembro comenzaba a salir de su escondite en una visión que la dejó clavada,a tal punto subyugada, que sin darse cuenta dejó de acariciar la cabeza de su compañero.

El grueso cuero pardo cubierto en el extremo por algunos pelos más largos y más claros se abrió para permitir el paso del cilindro rosado limpio y reluciente que parecía partir su receptáculo.

Sin poder apartar la vista, ella contemplo ahora. las poderosas contracciones que permitían salir del receptáculo oculto los primeros cinco centímetros de un cilindro perfecto sin geografía, diáfano y limpio, humedecido e impúdico.

Lo que más la excitaba sin embargo era el rítmico movimiento con que el miembro avanzaba hacia afuera para en seguida ocultarse en parte y aparecer de nuevo con mayor, longitud. Era un movimiento como de ofrecimiento y negación, como una promesa que al desaparecer daba paso luego a una realidad aún mas subyugante.

Ella dejó de acariciarle porque la visión la tenía paralizada y su cuerpo ya estaba respondiendo a la formidable carga erótica que la imagen le estaba originando

El animal hacía presión con la nariz sobre la prenda intima de la mujer y al parecer eso le producía poderosos estímulos sobre el miembro que ahora ya muy expuesto tenía loca a la mujer.

Lo que más la trastornaba era la simplicidad de lo observado. En un silencio absoluto, sin que el animal denotara expresión alguna, sin que emitiera ruido alguno sin que hubiese un solo indicio de lo que estaba experimentando,.como si ese juego tremendamente provocativo no tuviese nada que ver con el y su cuerpo y el fuese únicamente el instrumento por medio del cual el sexo puro, como una fuerza natural estuviese proyectando,inevitablemente, una imagen exclusiva para ella.

Entonces no se pudo detener.Acomodándose un poco en la silla y sin cambiar de posición para no romper el hechizo, extendió el brazo hasta poder tocar con su mano derecha ese miembro maravilloso. Solamente con tres dedos y con mucho cuidado, a través del tacto entró en ese mundo absolutamente nuevo..

Al hacerlo sintió una descarga en la parte posterior del carneo. El mensaje que le llegaba a través de su mano era algo extraordinario de una suavidad inaudita y de una dureza viril sin limites extendida entre sus dedos y sintió que de alguna manera estaba aprisionando verdaderamente un fruto prohibido.

Entonces miró y pudo observar en el centro de la esfera,el pequeño orificio de pequeños bordes relucientes. Avanzó la mano y cogió el cilindro bajo la cabeza no pudiendo retener sus deseos de apretarlo suavemente.Era un palo, un fierro duro terso y áspero, sobre todo ardiente, y apretó más para retener ese calor y en ese preciso momento tres violentas contracciones del maravilloso instrumento que tenia en su mano, derramaron sobre su palma tres hirvientes chorros de un semen espeso que ella con deleite esparció sobre el miembro casi en un paroxismo, mientras se quedaba absolutamente quieta.

Su compañero retiró, la cabeza desde el mullido regazo con cierta violencia y se enderezó poniéndose de pie con una indiferencia que a ella llego a molestarle.

El, ejecutó dos o tres movimientos violentos con la cabeza ya a cierta distancia de ella mientras la mujer apretaba las piernas para sujetar su orgasmo y el liquido aún caliente, se deslizaba pesadamente entre sus dedos.. Instintivamente llevo la mano cerca de la nariz El olor intenso no la abandonaría aún por largo rato después de haber entrado en la casa. (más…)

May 15, 2007. Perro - Mujer, Relato. Deja un comentario.

Náufraga

Cecina era parte de un grupo de biólogos que estudiaban las costumbres alimenticias y reproductivas de las ballenas asesinas u orcas como se les conoce también, en las aguas del océano Pacifico, frente a las costas de California.

Su bote contaba con lo necesario para mantener a las 8 persona por lo menos por una semana completa, aunque solo llegaban a permanecer hasta dos días seguidos antes de regresar a tierra firme, para entregar muestras y reabastecerse.

Dentro del grupo ella era la única mujer lo que hacia un poco complicado su estadía ahí. Pero lo que en ocasiones le provocaba sinsabores era que su belleza, inspiraba insinuaciones y celos entre los hombre, sobre todo no eran capaces de disimular su excitación, y quedaban boquiabiertos cuando a ella le tocaba entrar al agua, los trajes de baño resaltaban su curvas, sus pechos no eran grandes, pero si tenia una forma casi perfecta, redondos y firmes, muy firmes, y por comodidad ella no usaba sostén así que las miradas siempre estaba en ella. Su piel dorada al sol, piernas largas y fuertes, incluso su cabello corto y algo despeinado le daba un aire sensual.

Sucedió que en cierto día varias horas después de haber partido del muelle y encontrándose ya muy adentro en el mar, (y lejos de cualquier ruta comercial, pera evitar distracciones, interrupciones y turistas curiosos) recibieron el aviso de una tormenta que se acercaba rápidamente y que tenían que regresar. Varios del grupo se opusieron rotundamente porque recién habían encontrado la señal de un grupo que se había mantenido desaparecido por varios meses y no lo querían perder nuevamente, con lo cual las opiniones se dividieron, la discusión termino cuando grandes nubarrones cubrieron el cielo, y varios resoplidos se oyeron a un costado del bote. Precisamente era el grupo de orcas que había decidido acercarse a la costa para resguardarse, fue entonces que se decidió regresar aunque para ellos ya era demasiado tarde, apenas 15 min. Después de emprender el regreso las olas ya azotaban la embarcación, cuando de pronto un gran ola sin ninguna dificultad la volcó, todos lo tripulantes salieron despedidos y las olas los alejaban cada vez mas uno del otro.

Varias horas después con el mar en calma por fin Cecilia tomaba un respiro, justo después de que cayera agua, pudo sujetar uno de los botes salvavidas, aL cual se aferro con todas sus fuerza, gritando de vez en cuando para saber de sus compañeros. Ahora se preguntaba como estarían aunque se preocupaba más por si misma, ya había logrado recolectar varias botellas de agua para beber, una cuantas latas de comida, un botiquín para emergencias y lo necesario para aguantar algunos días.

Al pasar de las horas se dio cuenta de que no estaba sola, un tiburón blanco joven rondaba de vez en cuando buscando algún resto del naufragio, ella sabia que no atacaría al bote, así que no se preocupaba, también a lo lejos alcanzo ver las exhalaciones de agua de su grupo de orcas que poco a poco se acercaban, olvidando por completo su situación las observó a cada instante viendo que se acercaron a estudiar su bote, incluso una casi lo voltea al empujarlo desde abajo, así pudo ver a una orca casi adolescente enorme, pero aun jugando como una cría pequeña, era un macho, el cual se acerco tanto que, ella a pesar el peligro extendió su mano y acaricio su cabeza, gesto que agrado a la ballena puesto que se acercaba constante mente para recibir de nuevo la caricia. Permanecieron con ella muchos minutos como comprendiendo que ella necesitaba de esa compañía.

Hasta que se comenzaron a alejarse lentamente, ella ya no soportaba los rayos del sol, ya que solo traía puesto un bikini y una roída bermuda, así que decidió entrar al agua, se quito la pantaloncillo y se sumergió.

Todo el estrés y el cansancio la hizo descuidada, de pronto sintió la necesidad de moverse y al hacerlo apenas evito la embestida del tiburón, el que había visto antes, el pánico la aturdió y no podía subir rápido a la balsa, creyó que la siguiente embestida seria definitiva.

Y de pronto algo sucedió debajo del agua, un sacudimiento y al mirar atrás, Cecilia alcanzo a ver al tiburón salir del agua como si un torpedo lo hubiese golpeado, y siguiéndolo la orca, el macho joven, lo seguía y con una mordida lo sujetaba cerca de las branquia y lo sacudía, el tiburón abría sus mandíbulas tratando a de alcanzarlo, solo logro rasguñar su aleta dorsal, pero solo eso, el macho al contrario lo sujetaba y lo azotaba como a un trapo hasta que el tiburón dejo de moverse.

Cecilia impávida, solo no podía creer la escena, ningún biólogo había visto un trama tal, tan de cerca, y al mismo tiempo sentía gratitud hacia el animal que la había rescatado.

La orca dejo flotando el cuerpo del tiburón y se acerco a la chica que por un momento pensó que sufriría la misma suerte, pero el animal solo acercó su gran cabeza a su cuerpo y se embarro como lo hace un gatito o un cachorrito, ( bueno este era de 1 tonelada) sin pensarlo comenzó a acariciarlo como lo hacia desde la balsa, extrañamente el «animalito» comenzó a entrar en una especie de trance, no se movía solo aleteaba lo necesario para mantenerse cerca de la chica, ella empezó a recorrer con ambas manos cada vez mas de el cuerpo de la orca, fascinada con la perfección, fuerza y belleza de ese animal, que además de todo, la salvó.

Poco a poco «Titán» como ella comenzó a llamarlo, fue girando hasta quedar sobre su espalda, Ceci froto su vientre como lo hacia con los delfines entrenados con lo que ya había trabajado antes, pero no esperaba la reacción que Titán tenia.

Comenzo a mostrar su miembro, su erección aumentaba, ella no pensaba que hacia, estaba completamente en trance, como hipnotizada.

Al darse cuenta y a manera de juego sus mano aumentaron las caricia y comenzó a cercarse más al miembro rosado que seguía creciendo, era enorme, ella fascinada lo contemplaba, cuando vio a sus propia manos acariciándolo, y frotándolo a todo lo largo (si que era largo por lo menos 50 cm., no olvidemos que apenas era un adolescente) su forma y su color brillante la tenían impresionada.

Sin darse cuenta empezó a lamer la punta que antes era angosta ahora comenzaba a hacerse mas ancha, seguía lamiendo, sujeto la base de la cabeza con sus manos y la introdujo en la boca, apenas si la podía abarcar toda, pero aun así comenzó a chupar y succionar, después de un rato, un liquido muy espeso salía poco a poco, le excitación de cecilia no podía ser mayor, y se estremeció como choque eléctrico, Titán se aparto un instante para tomar una bocanada de aire y regreso a su posición, la muchacha regreso a cariciar al animal y nuevamente pasaba sus manos por esa enorme verga marina, y en un momento su mano se apodero de la cabeza y la froto entre sus dedos estrujándola suavemente, aun sin pensar en consecuencias, mas bien por instinto, Cecil se subió en el vientre y ahí montada siguió acariciando al cabeza del pene, al mismo tiempo que frotaba, su vagina y clítoris contra la piel del animal. Y a que al acomodarse arriba, se había sacado la tanga, así prosiguió, moviéndose adelante y atrás, hasta que pudo sentir un gran estremecimiento de todo el cuerpo de Titán, que descargo de un chorro una gran cantidad de semen, litros se podría decir.

Ante esta vista su deseo se apodero por completo de ella, se acomodo como pudo y pasando su mano por entre sus piernas, sujetó la parada verga y comenzó a deslizarse hacia atrás, guiando la cabeza en dirección de su vagina, comenzó poco a poco a meterla, era enorme pero aun así lo disfrutaba sentía el latir dentro de ella, todo su tamaño y su fuerza, cada latido la hacia estremecer, cuando sitio que ya no podía penetrar más, se apoyó en sus dos manos y comenzó e balancearse adelante y atrás, en un suavemente y saca, sintiendo como penetraba un poco más. Fue aumentado el ritmo hasta que éste fue frenético, ella no lo oía pero, lo que antes esa suspiros cortos, se hicieron gemidos, pero ahora ya estaba gritando, eran alaridos de places.

Entonces sintió otra venida, el sudor se confundía con el agua de mar que aún tenia en su bronceada piel, empezaba a desvanecerse cuando al tratar de sacar la, aún dura, verga de Titán esté, se corrió de nuevo, menos abundante que la primera vez pero aún así, el impuso y el empuje le ocasiono, a cecilia, otra corrida más fuerte y violenta que las anteriores acompañada de un ultimo alarido. Se desmayo.

Al despertar, se mantenia flotando, sujeta de la orilla de la balsa, al parecer solo se había desmayado un par de minutos, a duras penas se pudo subir y enconchándose en un rincón y cubierta por una manta, durmió toda la noche. Hasta la mañana al despertar, no recordaba nada después del ataque del tiburón.

tubo conciencia de todo lo sucedido paulatinamente, recordaba detalles, paso del terror del ataque, a la ternura, y la depresión , se preguntaba que le había sucedido para comportarse así, como había aparearse con un animal, y no dejaba de preguntarse que le había pasado, quiso morir, se alegriaba, lloraba , toda una tormenta de emociones y confusión, así siguió el segundo día, pero para el tercer día su mente se aclaro, calmándose entonces comprendió que lo había disfrutado y mucho, y que tal vez era una parte de su naturaleza y que no debía apenarse de ella.

Justo cuando se preparaba para pasar una noche más ahí, vio un gran bote que se acercaba y a varios de sus compañeros saludando con los brazos y gritando desde la cubierta.

Mientras que regresaban, alguien grito que un grupo de orcas los acompañaban, cecilia corrió a la cubierta y pudo ver muy cerca del bote unas 10 orcas y alcanzo a distinguir a Titán, con su aleta rasguñada, que nadaba junto los de su especie. Ella solo sonrió para sí.

Al regresar, contó solo lo necesario de su aventura, lo demás lo reservo para si, aunque ahora estaba consiente y dispuesta a que su vida cambiaria a partir de ese momento.

May 15, 2007. Orca - Mujer, Relato. Deja un comentario.

Lux

Hola me llamo Julia tengo 17 años y mis juegos privados con el sexo datan de cuando tenia 14.

He tenido varias experiencias sexuales unas buenas otras no tanto.

En un chico no me preocupa especialmente el tamaño de su pene pues no por ser mas grande produce más placer por lo menos a mí, más bien al contrario pues en alguna ocasión algún chico con un aparato en condiciones, lo que me ha producido ha sido dolor.

No quiero decir con esto que me da igual el tamaño, no es así gustarme, gustarme, me gustan grandes y gruesas, pero deben de ir acompañadas de un tío que sepa lo que se hace.

De hecho en casa tengo juguetes y algunos son verdaderamente grandes, debo de estar largo tiempo lubricando y jugando hasta que consigo penetrarme por completo con alguno de ellos, ya sé que no es lo mismo, pero es la única forma de controlar la situación.

El gran fallo de esos juegos es que a mi me encanta sentir una buena eyaculación y el plástico es plástico.

Una tarde de final de otoño me acerqué a los establos del club donde voy a montar cada semana, al acercarme a una de las cuadras oí voces, me asomé y pude ver como dos hombres uno de ellos con bata blanca y guantes de goma agarraban a Lux, observé como el falo de Lux estaba erecto, había visto fotos y oído hablar pero jamás había visto una de ese tamaño, mas de 60 cm.

El caballo ni se movía mientras el veterinario meneaba aquella verga, de repente un apagado relincho anunció la corrida mas grande que había visto jamás, todo el liquido fue a parar a un cubo de plástico que cuando acabó estaba lleno una cuarta parte.

Ellos se retiraron y yo también.

Por la noche en mi cuarto la imagen del Lux corriéndose de aquella manera se repetía en mi memoria una y otra vez, mis manos se fueron sin pensarlo hacia el secreto hueco donde guardaba mis juguetes, sin pensarlo y sin dudarlo, escogí el mas grande y sin ni la mitad de esfuerzo que otras veces penetró en mi vagína, haciéndome encadenar un montón de orgasmos que me dejaron tan rendida que cuando desperté por la mañana mi juguete estaba entre la sabanas.

Todo el día estuve reviviendo por un lado la noche salvaje que había pasado y por otro las imágenes de Lux y su tranca escupiendo semen.

Pensaba estas loca, no te atreverías.

Por otro lado Lux no se movía con lo cual se convertía en un consolador viviente.

Podría intentarlo poco a poco como con mis juguetes.

Y además el final seria de una humedad brutal.

Dando vueltas a todo esto paso el día de clases, al salir por la tarde me faltó tiempo para despistarme de todas mis amigas e ir al club.

Eran la 7 de de la tarde, ya era de noche en el club tan solo quedaba el vigilante, que tenia una garita a la entrada lejos de los establos.

Después de entrar y comprobar que no había nadie mas, tome los chepillos y empecé a cepillar Lux, con caballo español, pintado y que conozco bien pues es uno de los monto a menudo.

Poco a poco empecé a bajar mis manos y tímidamente acaricié sus enormes testículos.

A esas alturas yo no tenia nada claro que iba hacer , realmente no tenia ninguna idea preconcebida tan solo tenia claro que quería volver a ver aquella verga y tocarla.

Dicho y hecho enseguida asomó un trozo , con la poca luz que había casi no podía verla, alargué mi mano y pude notarla, casi al unísono empezó a crecer hasta adquirir un tamaño grande pero fláccido, me agache y con las dos manos la tome y empecé a moverla cada vez crecía mas , sin pensarlo me quite las bragas que estaban mojadísimas, con las dos manos seguía moviendo hasta que se puso dura como el acero, enorme y brillante delate de mi cara no pude contenerme y empecé a pasar mi lengua de arriba abajo y a meterme como podía su glande en mi boca.

Tenia que sentirla dentro, creí entonces que podría conseguirlo pues mis líquidos me habían mojado hasta las rodillas.

Tome el taburete y me senté con mis piernas abiertas hacia la verga de Lux la tome con las manos y apuntándola a mi sexo empecé a forzar, no me lo podía creer estaba como loca, me dolía pero me gustaba, no me estaba costando ni la décima parte de lo que estaba dispuesta a sufrir y al poco una parte mas que considerable estaba alojada en sexo, de vez en cuando Lux se movía y eso fácilmente suponía una entrada de 5 ó 10 cm. mas de polla , con lo que me dejaba con los ojos en blanco, la sacaba casi afuera y otra vez adentro así una y otra vez hasta que las embestidas de Lux parecían controlas y ya no pasaba de un punto que he de decir que era de por lo menos 40 cm. me sentía literalmente empalada por aquel animal, mis orgasmos se sucedían a cual mas salvaje hasta que unas convulsiones en el caballo me indicaron que se iba a correr, me excitaba notar su semen dentro de mi pero a la vez me daba miedo.

Ya era igual como si hubieran abierto una manguera note en mis entrañas un chorro brutal de leche, no pude contener un grito de placer al notarlo, uno y después otro, tanto o mas grande que el primero y después otro, notaba como mi barriga se hinchaba iba a reventar, mi placer era máximo, aun así saque fuerzas de no se donde y con un movimiento me la saqué y de mi sexo salía a borbotones el semen del animal y caía al suelo mientras que nada mas sacarla quedó tiesa como estaba, delate de mi y sin darme tiempo de nada otro chorro de leche salio con fuerza sobre mis pechos ahhhhh….

La cogí y la seguí meneando con fuerza mientras uno detrás de otro los chorros de leche salían sin cesar y caían sobre mi cara, pecho, pelo y los últimos dentro de mi boca.

Totalmente bañada en el líquido del animal me quede casi sin conocimiento a sus pies.

May 15, 2007. Caballo - Mujer, Relato. Deja un comentario.

Gorilas en la montaña

Mónica, o Moni como le dicen de cariño, contrario a otras empezó al estudio de los animales, no por su belleza emblemática o por proteger a las especien en peligro de extinción. No sus intereses comenzaron cuando paseando por la selva, (olvide mencionarlo, ella es de Chiapas, México) vio algo que llamo su atención y que a sus 14 años dejo una tremenda huella.

Observó como una de sus vecinas que tenia por mascotas a una pareja de monos araña, en la parte de atrás de su casa atados con un par de cadenitas, primero dejando que juguetearan los monitos entre ellos, poco a poco el macho empezó cortejar a la hembra y este a su vez comenzaba a excitarse, después aquella mujer se desnudo mostrando su cuerpo, y apartando a la hembra dentro de la casa, entonces ella sustituyo a la monita en los jugueteos, el changuito primero arisco poco a poco se reintegro a los juegos primero oliendo, luego tocando el cuerpo de aquella mujer, sin que esta se percatara de que era observada por entre las hojas de los arbustos, después de un rato, sucedió lo inesperado ella, la mujer se coloco en cuatro patas, separando mucho las rodillas y bajando la cadera, y sin más el mono araña se coloco por detrás de ella y la penetro, la mujer gimiendo y el monito sumergido en su mete y saca, entre gritos y aullidos, la chica en ese entonces, solo miro absorta la escena, mientras que se preguntaba, como era hacerlo con un animal, con un simio, si quedaría embarazada, y otras tantas preguntas relacionadas con un ser que en algún aspecto es tan semejante a nosotros los humanos.

Desde entonces empezó a estudiar a las especies animales, sobre todo a los machos. Con mayor edad, esa misma curiosidad la llevo a estudia biología, y zoología, hasta convertirse en una renombrada estudiosa de la vida salvaje, siempre sin darse tiempo para los novio o el amor y no por falta de belleza física, a pesar de su estatura bajita, 1.65 cm., su cuerpo dibujaba una silueta impresionante, pechos voluptuosos que siempre escondía dentro de blusas o batas amplias, su piernas y glúteos; las primeras daban la impresión de ser largas y los otros redondos y bien formados, morena de una cabellera negra casi azabache que contrastaba enormemente con unos ojos grises, una belleza exótica casi como de diosa de la selva, en lo cual se convertiría en menos de lo que se imaginaba .

Con el tiempo se dio la oportunidad de ir a África a estudiar a los gorilas de montaña, a lo cual ella accedió casi si pensarlo.

Después de los permisos y preparativos necesarios emprendió el ascenso a aquellas montañas que se comvertirian en su segundo hogar, leyendo los textos de Dian Fossei, para comprender en lo mejor posible a lo que se enfrentaba. Al corre del tiempo empezó , primero , a comprobar por cuenta propia todas las anotaciones de fossi, los acercamientos con los machos , el trato de este con las hembras y las crías, de igual modo logro incorporarse al grupo que había seleccionado para su estudio, eran en total ocho hembras doce crías y dos machos jóvenes , dos hembras jóvenes y el macho, el gran lomo plateado(es el nombre que recibe el gran macho que encabeza una familia o grupo de gorilas, y se deba a que el pelo del lomo si vuelve cano o blanquecino al llegar a la edad madura sexual), de nombre, «the master» nombre que había recibido de un investigador anterior que tuvo que dejar el lugar, quien sabe por que motivos. Todo pasaba de forma regula, y esperada, al cabo de 8 meses, en el mes de julio, moni, noto que la mayoría de las crías estaban a punto de llegar a la pubertad con lo cual las hembra estaba comenzando su celo casi de forma sincronizada, por lo tanto, «the master» tenia la laboriosa tarea de ahuyentar a otros machos que pretendían robar algunas o todas sus hembras. Moni conocía a la perfección el lenguaje corporal las reglas dentro del la familia del lomo plateado, no moverse de forma tosca, no mirar directamente, levantar la mirada o mucho menos mirar a los ojos a los gorilas de mayor rango, ella se encontraba dentro del grupo, al nivel de una hembra adolescente, apenas sobre las crías.

Un día sucedió que ella se encontraba en el grupo cuatro hembras que estaban en celo en ese momento, ese día vestía lo mas ligero posible, una camiseta obscura, y una bermuda clásica de excursión, medio roída y sucia, y sin ropa interior como acostumbraba. Sabia que el uso de perfumes, desodorantes y otros químicos no agradaban al olfato de sus objetos de estudio, así que su olor eran norman para alguien que lleva casi una semana sin tomar un baño, con lo cual su olor personal la identificaba dentro del grupo de antropoides. Y sin darse cuenta dos de ellas se desplazaron a su derecha y ella ocupo el lugar donde antes había estado una hembra que recién había sido montada por el lomo plateado, y así quedo justo entre las hembras, cuando de pronto bobby , el mas grande de los jóvenes machos, brinco sobre ella y al sujetarla, de un solo tirón arranco su camiseta dejando su generosos pechos al aire, ella se apego a comportarse lo mas «normal posible», aun ese joven tenia una jerarquía mayor que la de ella, bobby se asombro ante ese nuevo descubrimiento en la «extraña hembra», así que se acerco oliendo el aire, después se acerco más aun oliendo descaradamente los pechos de moni, sin asustarse ni con movimientos rápidos, intento cubrirse y alejase, ante lo cual el joven simio se irguió dándose un parde sonoros golpes en el pecho, para después apartar la mano de Moni, que tímidamente intentaba cubrirse. El toqueteo aumento, haciendo se mas descarado y tosco , ahora sobre ambos pechos, después la lengua salio de la boca para probar esos pechos redondos y

suaves, lamiendo primero después chupando a uno de los pezones a la vez. Moni ya no se movía y mucho menos lo miraba, sabia que el la golpearía con los fuertes puños si lo desafiaba, además de que un sensación se apoderaba primero en su pecho, después en su espalda y terminando en la entrepierna, la excitación. Entonces sus recuerdos de la mujer en la selva regresaron a su mente, al igual que había observado a los jóvenes machos tocarse el miembro excitado, y también había mirado el gran miembro de «the master» cuando se acercaba a las hembras en celo, y como las montaba, en eso sintió que alguien jalaba bruscamente su bermuda. Bobby había percibido el olor de la otra hembra y quería investigar si «la hembra extraña» también estaba EN CELO, tratando de voltearla para olerla, y Moni ahora sin medir la consecuencia se jaloneo con lo cual la prensa se rompió, el simio miro fijo a la hembra rebelde al lo cual Moni solo bajo la vista en otra dirección y accedió a ser movida, el olor se mezclaba con el de moni que para estos momentos ya se comenzaba a mojar.

Entonces el joven simio de un solo jalón rasgo y retiro la bermuda, y ahora sin obstáculos olio la entrepierna de Moni, el sentir, ella el la respiración del agresor no pudo contener un suave gemido, entonces la punta de la lengua hurgó ahí donde sus sensaciones crecían cada vez mas, ahora gimió sin controlarse a los cual el joven, se aparto un segundo , pero regresando enseguida , chupando y lamiendo los jugos de Moni, que cada momento se hacían mas abundantes, también la excitación aumentaba en el, su pene largo y grueso en la punta y la base aunque mas angosto en la punta se deshacía de su funda, mostrándose rojo y venoso, que comenzaba a expulsar liquido viscoso. Tal era de excitación de ambos que ninguno de los dos percibo a «the master» que movido por la curiosidad primero, y después por los aromas y sonidos se acercaba, la sorpresa lo paralizo un instante.

Entonces bobby se acomodo detrás de Moni, que ya no pudo soportar el roce del vientre peludo de bobby, se estremeció por el primer orgasmo, las manos del simio sujetaron con fuerza la nalgas de Moni y cuando ella sintió que algo buscaba su vagina, oyó algo detrás de ellos, era «the master», que reclamaba la posesión de la hembra, gruñendo y alzando los brazos irguiendo sus casi dos metros de altura, mostrando los colmillos y golpeándose rítmicamente el pecho, clavando la mirada en los ojos de joven gorila y viendo este que realmente no estaba en condiciones para reclamar a la hembra, emprende la huida derrivando a la joven, que por un momento olvida su calentura al preguntase que pensara ahora hacer el jefe de la manada si la atacara como a cualquier intruso, si la ignoraría o seguirá con lo que estaba haciendo el otro simio, se relajo al ver que era esto ultimo lo que sucederia. «the master» se acerca percibiendo los olores combinados de la gorila y los jugos propios de moni, excitándolo, al notar la desnudes de moni, primero la roza pasando nuevamente por sus pechos, redondos voluminosos, todo lo contrario a los de las gorilas, para después llevar sus dedos a la fuente del olor, y acercando su cabezota y firme pero suavemente abre las piernas. Ella recibe el mismo trato que obtuvo del joven, con los mismos resultados, pero ahora el miedo le impedía gemir, aunque lo deseaba.

El lomo plateado entonces se empeño en el jugo que era a cada momento mas abúndate, no dejando de saborear cada gota, todo esto sucedía mientras la joven se encontraba boca abajo sobre un la cama de arbustos y hojas que cubrían el suelo solo con la cadera levantada algunos centímetros , mirando de reojo por sobre su hombro, fue entonces cuando sintió las manos del gorila sujetar con fuerza sus caderas y levantarla casi vilo para seguir chupando y lamiendo y cada uno era uno estremecimiento total, todo su cuerpo sudaba y el miedo se desvanecía poco a poco, siendo remplazado por el placer y la excitación, sus piernas estaba a los lados de la cabezota del gorila, y de pronto sintió algo rozando sus tetas, no pudo disimilar la sorpresa al notar completamente erecta la gran verga de «the master», casi roja de por lo menos 30 o 35 cm., con la forma distintiva de los primates grandes, poco a poco comenzó a acercar su cara, percibiendo el olor del liquido viscoso que comenzaba a salir por la punta, y sin poderse contener empezó a rozarla con la punta de la lengua, y sintió como el animal se detenía al sentirla, ella lo hacia también, pero seguía, entonces poco a poco la fue metiendo en su boca y lentamente comenzó a succionar y chupar, por un momento el simio , no se movió de pronto resoplo y se estremeció la tiempo que descargaba un chorro de semen en la boca de Moni, fue tan sorpresivo que no pudo evita trágalo casi todo ante el miedo de ahogarse, entonces el simio la soltó, para caer suavemente en las hojas que ya servia de cama, no habiéndose recuperado todavía del golpe sintió de nuevo las manos apretar sus caderas acomodándola en cuatro patas, y el vientre velludo contra las nalgas y un atranca que buscaba adonde alojarse, ya la excitación gobernaba su cuerpo y sus acciones, paso su mano por debajo de su cuerpo y entre sus piernas para sujetar la verga y con calma la coloco en la entrada a su vagina, al sentir la tibia caverna, el lomo plateado, de un golpe la penetro, ella grito a sentir que su virginidad era despedazada de esa forma, pero después de un par de embestidas el placer volvió, el dolor desapareció y sintió algo tibio escurrir por sus piernas y cuidando de no mirar el rostro de mono, pudo ver un poco de sangre, y al parecer el olor aumento el libido de simio que empezó a penetrar mas rápido y mas fuerte, ella no lo podía creer cuanto mas tiempo aguantaría ese animal parecía no cansarse o no sentir , ella volvió a correrse, y el seguía empujando una y otra vez, con cada empujón sus enormes pechos se balanceaban adelante y atrás rítmicamente, sus pezones están duros y rojizos, llamando la atención del simio que estiro la manaza para apretar uno de ellos y jugar suavemente con el pezón, de pronto de nuevo la velocidad disminuyo pero aumento la fuerza hasta que con otro resoplo aun mas fuerte que el anterior, el gran «the master» se vino abundantemente, el semen escurría por las piernas de la chica, que templaba y gemía a la par de su amante el sentir un nuevo orgasmo, así permanecieron por un rato hasta que el simio se salio lentamente se aparto unos pasos y se sentó a mirar y limpiar su pene que poco a poco se recuperaba, mientras ella se había dejado caer, con la mirada perdida, sintiendo el sudor de su cuerpo, el temblor en sus piernas, y el olor que había alrededor. Aun no lo podía creer, poco a poco se incorporo y de nuevo apegándose al lenguaje de los simio busco su camiseta amarrándola se la coloco, al igual que los maltrechos shorts, su libreta de notas y al intentar irse se topo de frente con el lomo plateado, que por un momento le negó el paso, para después con una mirada dulce, dejarla ir no sin antes buscar con sus fuertes manos, las tetas de su nueva hembra, y ella oculta una sonrisa previendo o imaginando la dirección que ahora tomara su nueva «investigación», mientras se aleja entre los árboles.

May 7, 2007. Relato. Deja un comentario.

Atila, el perro anal

Esto me sucedió cuando tenía diecinueve años. Mi sexualidad estaba en uno de sus puntos más altos. Ya había cogido con chicos de mi secundario, y e vez en cuando me tiraba algún polvito que otro.

También Nerón, seguía dandome pija en algún momento en que podíamos, pero el perro ya estaba un poco más viejo, y aunque ustedes no lo crean a los animales también los agarra el «viejazo» como a las personas. Resulta que un día un amigo de papá, compañero de trabajo, tuvo que ausentarse con su familia ya que se iban de vacaciones al exterior. Esta familia tenía como mascota un perro doberman, de nombre Atila (sí como el famoso bárbaro de la antigüedad), al cual no tenían donde dejarlo. Papá se atrevió a traerlo a casa, para cuidarlo nosotros, mientras duraba las vacaciones de su amigo. Mamá no le gusto para nada la idea, primero por la raza de perro que era (los doberman son perros feroces) y luego por Nerón, ya que estaba viejito y se podría poner celoso, y una pelea de perros en casa, quién nos ampara. No se cómo pero papá convenció a mamá y con los cuidados del caso, sobretodo con Nerón, Atila llegó un día por la mañana a casa. ¡Que perro!. Era de color marrón, alto, bien limpito y con expresión recia. El amigo papá dijo que era tranquilo, y que no íbamos a tener grandes inconvenientes. Para ser sincera, mi conchita ya estaba destilando jugos de solo pensar en la verga de Atila. Pero claro, de entrada no me iba a poner a coger con el perro si apenas lo conocía. En los sucesivos días en los que estuvo en la casa, me fui haciendo amiga del doberman, lo acariciaba, lo mimaba, le daba de comer, hasta el viejo Nerón se puso algo celoso. Un día en que hacía calor, mi papá dice de b6975.jpgañarlo. Ni que hablar que me puse de voluntaria, ya que quería manosearlo todo y masajearle con abundante jabón su respetable verga. Lo bañé y le manoseé la pija a Atila, quién no hizo nada, es más se dejo pajear quietito, como disfrutando del baño. Ahí me di cuenta que el perro era manso. Así que esa noche cuando todos dormían, fui a buscar a Atila y lo metí en mi cuarto.

Me puse en pelotas y en la televisión puse en escena una película de zoofilia, donde unas chicas se dejaban coger por un perro que estaba de puta madre. Mientras miraba la película, me pajeaba con un consolador que me compré, haciendo unas pajas de ensueño y litros de jugos fueron llenando mi concha. Mientras tanto Atila estaba echado en la alfombra, al lado de mi cama. No pude aguantar más y me puse de pie, y levantando el perro su hocico, le arrime la concha a su olfato. ¡Qué placer!. La lengua de Atila me violaba, me saboreaba mis jugos y los orgasmos me hicieron desfallecer de gozo y éxtasis. El perro se paró y me trenzó con sus patas delanteras, a la altura de mi cintura estando yo de pie. Evidentemente me quería penetrar. Trato de forcejear, pero me dio miedo, ya que después de todo era un perro doberman. Miró entre sus patas y una punta roja asoma fuera de su capullo peludo. Me subí a la cama y me puse en cuatro patas como las perras.

6986.jpgAtila se subió al instante, olfateando y lamiendo mi concha desde atrás. ¡Uhmm, que rico como el perro saborea mi concha y mi prieto culito virgen!. El perro hijo de puta se ensaño con mi culo a lengüetazos, así que con mi manita me pajeaba mi propio clítoris. De pronto, el perro me monta, me sujeta con sus patas delanteras alrededor de mi cintura, a la vez que con su pija dura y puntiaguda trataba de metérmela en algún orificio. Traté de ayudarlo, pero no hube llegado a tocarlo, que ¡zas!, me la enterró en el culo. ¡Ayyyy, ayyyy, la puta que te parió perro de mierda!. ¡Ayyyy, sácala que me estas destrozando el ojete!. No había caso, Atila estaba cogiendo como un loco, y me estaba desvirgando el culo. Jamás nadie me había cogido por ahí. El dolor que sentía era impresionante y pude sentir que me lo rompió, porque pequeñas gotas de sangre caían sobre mis sábanas.

6988.jpg¡Perro hijo de puta!- decía entre sollozos. Atila, dale que dale, y al rato el dolor se me empezó a hacer placer. Estaba empezando a gozar con el sexo anal. Mis epítetos se transformaron en palabras de lascivia y deseo. ¡Así perrito, cogele el culo a mamá!. Atila cogía como un bárbaro, y pude sentir su verga desgarrando mi esfínter e llenando de carne mi recto.

Sus caderas golpeaban mis glúteos, a la vez que con cada embestida milímetro a milímetro me la fue clavando en el ojete. Dejé caer mi cabeza y torso sobre la almohada, quedando mi culo con el perro montándome frenéticamente. De pronto sucedió lo que yo ya sabía: aumentaron sus embestidas, golpea más fuerte mi culo y mi esfínter fue vencido por la bola que tiene los perros en su pija. Cogió y cogió y se detuvo. Alcancé el orgasmo de placer y Atila también, porque un gemido lastimero salió de su garganta, a la vez que un río de semen inundó mi recto e intestinos.

El perro estaba acabando dentro mío, y como todos los perros trató de sacarla. ¡Imposible!. Habíamos quedado abotonados. Su verga firmemente anclada a mi culo, derramando semen en el interior de mi culo. Cruzó una de sus patas y quedamos culo con culo, abotonados como los perros. El olor y el placer con que gozaba era impresionante. Estuvimos como media hora enganchados, ya que cuando un perro te coge por el culo, dura más tiempo el abotonamiento. Lo dejé quietito, disfrutando del sexo animal que estaba teniendo. Cuando nos desabotonamos, la verga de Atila estaba sucia de sangre y mierda (ya que no imaginé esto), además de gotear semen perruno y orina. Mi culo lo miré con un espejo de maquillaje. Estaba bastante lastimado y dilatado. Me dolía un poco, pero igual le agradecí a Atila la sesión de sexo y que fuera el primer macho que me desvirgó el culo. Desde ese día, cada vez que me coge un perro o cuando lo hago con Belfort, mi culo también tiene su cuota de placer. Demás está decir que esa noche y todas las siguientes, hasta que se fue exclusivo, sexo anal solo para Atila. Esta es la historia de como un perro doberman me cogió por el culo. Otro día les cuento otras historias, como cuando soñé que quedaba embarazada de mi perro.

May 7, 2007. Perro - Mujer, Relato. Deja un comentario.